miércoles, 15 de diciembre de 2010

EXPATRIACIÓN Y REPATRIACIÓN DEL CONOCIMIENTO EN COLOMBIA



A propósito de la concesión de  la Condecoración Simón Bolivar, Orden Gran Maestro, a Eduardo Aldana Valdéz, reproduzco una breve entrevista con él, llevada a cabo en 2003.
Entrevista con el profesor Eduardo Aldana sobre comunicación y repatriación de conocimiento.
BOGOTÁ LUNES 14 DE JULIO DE 2003.


Ligia Parra. En EL TIEMPO del domingo 6 de junio de 2003 los colombianos nos enteramos de que en Colfuturo hubo en este año 190 beneficiarios de Crédito-beca en el exterior.  De ellos habrá muchos que luego de graduarse no regresan el país.  Eso ha ocurrido con otros investigadores colombianos en los últimos cincuenta años. Es la fuga de cerebros.  ¿Como ha visto y sentido usted este problema del país?


Eduardo Aldana. En un mundo tan interconectado como en el que estamos viviendo, yo creo que el problema de "la fuga de cerebros" no existe. Las personas altamente educadas pueden contribuir al desarrollo de nuestro país desde cualquier parte del mundo en donde estén realizando su trabajo. Lo importante es que no se presente "la fuga de corazones", es decir, que ellas dejen de sentir una obligación con su patria que les ofreció la oportunidad de crecer en todos los sentidos. Cuando se siente uno identificado con su país, sus problemas son oportunidades para cada uno de nosotros de hacer algo por ayudar a resolverlos, y la suerte de las personas que no han tenido la ocasión de desarrollar su intelecto, como nosotros la tuvimos al estudiar dentro y fuera de Colombia, es parte de nuestras obligaciones.
Hacia 1984, cuando era director general de COLCIENCIAS, fui invitado por el Instituto Weizmann de Israel a conocer sus instalaciones y sus actividades científicas. Allí pude apreciar la forma inteligente como este instituto manejaba sus relaciones con los científicos judíos en todo el mundo. A mi regreso a Colombia decidí impulsar la constitución de un directorio de científicos colombianos en el exterior (Recuerde que no existía ni el correo electrónico ni INTERNET en esa época).
A cada uno de los identificados le hicimos llegar información sobre las actividades de COLCIENCIAS, le preguntamos si deseaba mantenerse en comunicación con la entidad y le pedimos que nos hicieran llegar las direcciones de otros científicos colombianos que conociesen. Así localizamos a un número apreciable de importantes hombres y mujeres de ciencia de Colombia con los cuales mantuvimos algún intercambio de correspondencia mientras ocupábamos ése cargo. Creo que Pedro Amaya, quien me sucedió, continuó ese intercambio.  Todos sabemos que Clemente Forero lo desarrolló aun más al constituir Red Caldas.
El primer beneficio de esta incipiente red lo tuvimos cuando se presentó la necesidad de evaluar un proyecto en el campo de la física. Por diversos motivos no se contaba con el número de pares requerido. Nuestro directorio nos proporcionó los nombres del doctor Ricardo Gómez, profesor de Caltec, y del ingeniero Federico Sequeda, director de un laboratorio de la IBM (espero que mi memoria no me esté traicionando con los nombres y cargos de estos queridos amigos, a los que no he tenido el gusto de saludar durante muchos años). Ambos aceptaron la invitación de COLCIENCIAS de venir a participar en la evaluación del proyecto por una semana. Expresamente pidieron que no se les pagaran ni honorarios ni viáticos pues se sentían felices de ayudar al país y aprovechar su permanencia para visitar a sus familias. Trabajaron desde tempranas horas en la mañana hasta tarde en la noche todos los días.  El último, convinimos en vernos para despedirnos cuando yo terminara mi jornada y ellos su encargo. 
Hacia algo así como las nueve de la noche entraron a mi oficina con su informe. Cuando empezaba a darles las gracias se me adelantaron y me expresaron que se sentían muy contentos y agradecidos por la oportunidad de haber servido a la ciencia colombiana.
Espero que este breve recuento conteste su pregunta. Mil gracias por permitirme narrarlo.