jueves, 8 de septiembre de 2011

MI ESCUELA EN SANTANDER


Recuerdo con un poco de nostalgia  algunos aspectos de mi escuela rural en Motoso, municipio de Lebrija, en Santander. Teníamos una sola maestra, la Señora Isolina.  Su esposo era quien hacia los trabajos locativos de pintar y reparar la escuela.  Mantenía la huerta en parcelas vecinas a la escuela. Allí sembraba yuca, maíz, cebollas.... No recuerdo haber conocido nunca en nuestra escuela alguien que hiciera investigación educativa en matemáticas. 

Las niñas íbamos por la mañana y los niños por la tarde.  Recuerdo que cuando estuvimos juntos en ocasiones solemnes, como el final del año, me di cuenta que los niños eran mucho mayores que las niñas.  Creo que las familias campesinas los retenían en las casas para que hicieran el trabajo en época de cosecha y por esa razones los niños aprendían rezagados de las niñas. En mi memoria los días inolvidables eran aquellos en que llovía.  Los niños dejábamos las chinelas y alpargates escondidos en las matas de fique del camino y nos íbamos por entre los charcos.

Si la Señora Isolina era profesora graduada no lo sé.  Es posible que no lo fuera porque luego muchas de mis maestras de primaria y secundaria en el Colegio de la Presentación de Bucaramanga tampoco lo eran.  Recuerdo con tristeza que mi libro de Anatomía tenían recortadas las paginas relativas a la reproducción.  Esa fue la causa de mi primer enfrentamiento con el establecimiento.  Como muchas otras, esa fue una pelea que perdí.  Pero esas maestras me enseñaron otras cosas.  Disciplina de trabajo.  No dejar ninguna tarea comenzada.  Hacer honor a la palabra empeñada.  Hablar claro y de frente como buen comunero.  Pero eso si, como yo era interna por muchos años no fui a cine ni leí la literatura de mi época.  Para mi gusto, rezábamos mas de la cuenta.

Quienes fueron las estrellas de esos maestros santandereanos  que yo recuerdo fueron estudiantes de últimos semestres de la  UIS que nos enseñaron Matemáticas, Química y Física y eran unos  churros de bandera! No había muchas mujeres en la UIS por esa  época y ahora cuantas hay!!! Hum....me parece que, por  muchas razones, las escuelas de Santander son  mejores que la hermosa escuelita de Motoso que yo conocí.   Es posible, es casi seguro que, las escuelas, colegios y universidades de Santander en el futuro sean mejores que las  actuales.  

miércoles, 7 de septiembre de 2011

BRAINS, MINDS AND MACHINES, MIT 2011



Asistir en Mayo 2 y 3 de Mayo pasado a la celebración de los 150 años de la fundación del MIT a unos de varios Simposios fue maravilloso. http://mit150.mit.edu/about/



La Fundación Voc. asitió al  Simposio llamado Brians, Minds and Machines  que fue, por varias razones, increíble, interesante, conmovedor. Increíble ver otra vez la magnifica primavera en árboles ahora grandes, que conocimos un poco mas pequeños.  Interesante, celebrar 150 años de fundado el MIT para cualquiera que sepa y admira la importancia de su historia y sus logros académicos.   
Conmovedor, constatar que en este caso fuera cierto aquello de que "el alma siempre vuelve a los lugares donde amó la vida" 

En la primera visita a Boston durante mis estudios para el Master en Educación en la Universidad de Harvard en 1974, mis cuatro hijos y yo vivimos en esta casa en Arlington:


Nunca estuve matriculada como estudiante en el MIT, pero la segunda vez que estuve en Boston trabajé en su Biblioteca General, con el propósito de escribir un Estado del Arte sobre el Desarrollo Agrícola de Latinoamérica para la firma American Management and Engineering Company Boston Massachusetts de Richard LaCroix. 
Hice este trabajo durante un par de meses y simultaneamente pude interactuar con dos profesores del MIT, Ithiel de Sola Pool and Donald Shön.  Fue con esos profesores con quienes analicé la posibilidad de escribir mi tesis doctoral en Harvard sobre el tema, Reforma a la Enseñanza de la Ingeniería en la Universidad de Los Andes en Bogotá.  Hice varios videos, audios y una propuesta para financiar la Reforma de Ingeniería al International Development Research Center, IDRC, que en esa época tenía su sede en Bogotá.  Obtuvimos pero no usamos el dinero para financiar la propuesta, que estuvo dos años en la cuenta bancaria del IDRC.
En mi segunda visita a Boston viví muy cerca de Harvard Square, en donde compartí un apartamento con la rioplatence doctora Ángela Maciel egresada del MIT y quien en ese momento trabajaba en el Magnet Lab.  Yo me trasladaba diariamente en Subway hasta el MIT.  

Nadaba en su piscina y viví feliz yendo a la biblioteca a producir un texto sin tener ninguna clase de matricula, únicamente con mi tarjeta de estudiante graduada de Harvard.  Creo que Ángela vive actualmente en Londres con su esposo, profesor de Oxford y sus hijos. 
Fue Ángela quien un día con mucha sencillez y sabiduría me comentó que ella y yo estábamos en el MIT por diferentes razones pero NO por haber pasado los exámenes de admisión que se administraban usualmente a estudiantes norteamericanos. Me dijo que ella y yo estábamos ahí por una política que consiente de la posible  discriminación por genero desarrolló por esos días el MIT.

Fue durante el Simposio  Brians, Minds and Machines de Mayo 2 y 3 de 2011 que me tomaron ésta fotografía en la cual es muy claro que no es por nada que "nadie parquea su carro en el Yard de Harvard".  


Además pude conocer una nueva y hermosa biblioteca y almorzar con la mas deliciosa de las hamburguesas en The Miracle of Science:


Mi advisor de Harvard el Profesor Noel McGinn nos recogió en Cambridge y luego fuimos a la Cafeteria del Charle´s Hotel. Tambien tuvimos tiempo para cenar con nuestros viejos amigos  Tamar y Sherwin.


martes, 6 de septiembre de 2011

Mejora de la Enseñanza en la Educación Superior, 1982


Visita (2011, 29 años después)